jueves, febrero 13

MItos y Nutrición 2 - Por qué Somos Perdedores

POR QUÉ SOMOS PERDEDORES

En cierta ocasión fui invitado a un congreso de biogeometría desarrollado en El Cairo. Un famoso arquitecto, ex-ministro del gobierno, se dedicó a restaurar la geometría sagrada del Antiguo Egipto con vistas a su aplicación práctica a la arquitectura moderna.

Durante dicho congreso, se sometió a varios individuos a diferentes posiciones corporales, a diferentes sitios en la sala, al lado de televisores, teléfonos, y también se les daba sobres con alimentos o sustancias en las manos o en contacto con la boca. Al mismo tiempo el arquitecto medía con un péndulo el grado de energía del sujeto, mientras que yo simultáneamente tenía que tomar su pulso usando la técnica china.


Pudimos pues comprobar que la energía del sujeto testado variaba considerablemente según las posiciones adoptadas, direcciones, cercanías a objetos y sustancias, etc.

La conclusión del experimento fue que SOMOS PERDEDORES. No importa lo que hagamos, siempre hay algo que restringe nuestras energías, o algo que las potencia para acto seguido destruirlas. Se trata de un constante intercambio de energías e influencias incontrolables. La vida en sí misma es un incesante juego yin-yang en que los  desequilibrios y re-equilibrios sucesivos nos acercan ineludiblemente a la muerte.

No es posible por tanto tener una visión absoluta de lo que es bueno o malo en cada momento para nuestro buen desarrollo, pues la bondad o perjuicio de alimentos, objetos, sustancias y hasta personas que nos rodean actúan sobre nosotros en cada circunstancia y momento de manera distinta. Puede que sea sano tomar tal o cual vitamina, pero acto seguido su beneficio quedará anulado por tener un smartphone con intensidad alta de emisión de radiofrecuencias, o por estar sentado durante horas viendo televisión, o tener una mala conversación llena de ira y odio, o por estar sentado en una habitación con "mal feng-shui".

Incluso aplicando las mejores soluciones marcharemos de victoria en victoria hasta la derrota final, que es la muerte. Por tanto sólo nos cabe, como perdedores que somos, la recomendación de NO CAER EN EL HYBRIS, o sea, la DESMESURA, la pérdida de la medida, un antiguo consejo que tiene que ver mucho con la Armonía.

(Continuará)

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